- PauTh escribió:
- Umm.. me gusta ^^ Va por el estilo de Medianoche, tiene misterio y humor, bien bien jaja Siguelo
Cap. 3: Lo complicado de pedir disculpas
Eran las tres de la mañana y por primera vez en muchos años me estaba siendo imposible dormir. Me había portado fatal con Lucas, el solo me había mostrado lo bueno de aquel pueblo y yo le trate como si fuese mi peor enemigo.
Tenía que hablar con él, contarle que llevaba unos días bajo mucho estrés y que eso no me dejaba ver las cosas buenas que tenía delante.
LO más lógico, es haber esperado al día siguiente para decírselo, aunque ya me lo decía mi profesora de primaria, la impulsividad jamás sería mi amiga. Pero en aquella situación tenía que serlo. No podía más con aquella culpabilidad. De modo que me funde en un jersey y de extranjis me dirigí al sector de los chicos, después de pasar por cuatro pasillos y más de mil escalones logre llegar a mi destino.
Justo cuando iba a entrar, la puerta se abrió como en las películas antiguas.
-Hola- me dijo un chico, que llevaba un pijama que parecía comprado por su madre cuando este tenía seis años, me hizo un gesto con la cabeza un gesto para que pasase, era como si supiese quien era. Porque una vez estaba en el centro de la habitación él salió de ella.
-Lucas- empecé con miedo- verle jugar a los dardos de aquella manera daba autentico miedo. Como me figure que no quería verme ni en pintura y mucho menos ni hablarme, así que seguí hablándole
-Tú, solo querías darte a conocer. Que me sintiese a gusto en este sitio. As sido el único chico que me a tratado bien y yo solo me he comportado como un cría caprichosa, te diría que el estrés de estar aquí puede conmigo, es mucha presión a la que mis padres me tienen sometida. Pero viniendo hacia aquí, pensaba estas palabras y me e dado cuenta de que solo son excusas, así que solo puedo decir lo siento.
-Sí tienes razón-esas fueron las únicas palabras que dijo, después de ponerse los cascos con la música a todo volumen, hubiese llorado de no ser por el orgullo de mis lágrimas.
Otra vez en mi habitación solo tenía ganas de llorar, llorar y llorar hasta el amanecer.
Transcurrido una semana, la herida casi había sanado, me dirigía a la biblioteca cuando una mano fuerte me agarro del brazo
-Déjame- le espute con toda la agresividad que me salió de dentro
-eh,- tranquila- aquel estudiante no pensaba darse por vencido
-¿Es qué no me as oído?, te juro que o me sueltas o empiezo a chillar, y si eso ocurre te aseguro que no pasarán ni cinco minutos en reunirse aquí todo el colegio, incluido mis padres.
-Hazlo si quieres, no hay nadie, están de excursión, solo estamos tú y yo
Intente liberarme, pero Lucas era mucho más fuerte que yo
-EH, háblame por favor- empezó hacerse muy cansino.
-Hablar. ¿Ahora si te viene bien?, se que me porte con una idiota, descargue contigo toda la rabia e impotencia que había estado conteniendo, eso lo sé. Pero fui a disculparme y tú ni siquiera me dedicaste una mirada de odio. Con eso me hubiera conformado.- Pensaba que me había curada de aquello, pero que ingenua había sido, las lagrimas fueron las primeras en aparecer y la voz no tardo mucho en quebrarse.
A Lucas le cambio la cara por completo, como si hubiese acabado de darse cuento de lo capullo que había sido.
-Lo siento mucho, de veras- me decía a la vez que me apretujaba contra su pecho para que pudiera ahogar las lágrimas,
-Antes de decir odiarme deja que te enseñe una cosa- no sabía que pretendía aquel chico era como una caja de sorpresas.
Su habitación estaba decorada al estilo años 50, la verdad es que me gustaba mucho.
No tardo mucho en sacar un puñado de fotos.
-mi colegio a hasta los 9 años, este hasta los 11. Mi instituto de los 12-14, este hasta los 15, y el actual que es medianoche- en cada foto había un colegio.
El trabajo de mi padre le obliga a estar mudándose continuamente, lo cierto es que nunca e vivido en un lugar lo suficiente para tener un amig@ de verdad, ni una novia. Hace años que no me molesto en caerle bien a nadie, cuando vine aquí era borde con todo el mundo, pero tu…rompiste mis esquemas, solo podía ser amable y quería seguir siéndolo.
Cuando viniste a mi habitación quería contártelo, decirte que tenias buenas razones y que si te perdonaba.
-¿Por qué no lo hiciste?-le pregunte temblorosa
-Mi padre cavaba de contarme que se iba a trabajar al sur de Europa, por lo que daba por hecho que mis días aquí acababan de finalizar y no a sido hasta hace unas horas, de que me e enterado que aunque mi padre se va, yo tengo plaza en este sitio para los próximos cinco años
Cogí mi cartera, me la puse en el hombro y me dirigí hacia la puerta
¿bienes o qué?, venga, no quiero que piensen que mi mejor amigo hace trampas para no asistir a clase