<UNA ANASTASIA DEL SIGLO XXI> 11/04

Bueno otro cacho, se que es corto, pero es lo que me ha alcanzado.... Lo siento! Espero que os guste!!! Volvemos a la oscuridad

''...Esta semana se han vuelto a repetir las preguntas al Rey acerca del caso y, tal y como viene haciendo todos los años, no ha querido declarar nada a su respecto. ’’
Ver todo eso me hizo preguntarme si de verdad yo era desdichada con lo que tenía. O más bien lo que me faltaba.
Cierto era que había perdido a mis padres pero seguía teniendo a mi abuela y a Miguel, quien era junto con los demás trabajadores de la casa como mi familia, sin embargo, ese hombre, el Rey, había perdido a toda su familia y la única que podía estar viva no estaba a su lado. Por un momento pude sentir su dolor y su agonía al ver pasar los días y encontrarse más solo a cada momento. Acordé conmigo misma el no volver a pensar en lo que tenía como poco y en valorar más lo que me rodeaba: Mi familia.

Y con eso di por zanjada toda aquella historia.

CAPITULO XI: PESADILLA
Aquella noche no dormí nada bien. Lo cierto es que desde la noche del baile no podía tener una noche entera de sueño. Aunque esa noche fue diferente.
Durante toda la semana, me despertaba en mitad de la noche por un ruido, normalmente un grito o un disparo que no se habían producido, pero no por imágenes. Sin embargo, aquella noche el sueño volvió, pero no como siempre.
Las imágenes no eran las mismas. Esta vez estaba en un gran salón, había gente en el suelo y por su aspecto habría jurado que ya no vivían y yo lo miraba desde el suelo. Estaba sentada en el. Nadia se percataba de mi presencia mientras yo veía como la gente, vestida de gala, corría y gritaba asustada. Y yo seguía sin moverme de mi sitio. Mi mirada, aunque pendiente de lo que pasaba a mi alrededor, estaba clavada en un hombre, joven de unos dieciocho o veinte años. Estaba en el suelo sobre un charco de sangre, o eso creía que era. La imagen era espantosa ya de por si pero parecía que el mayor interés lo tenia puesta en aquel joven ya fallecido.
Lo peor de todo era que quería despertar y no podía, era como si debiera mirar a ese joven y no parar de hacerlo porque, por alguna razón desconocida para mi, sentía que si dejaba de mirarlo desaparecería y, aunque no sabia el por que, eso me aterraba.
Desperté por la mañana, ya tarde, aunque parecía que no había descansado nada. Esa noche dormir me había dejado mas cansada que nunca.
- Ya esta despierta, Señorita Elizabeth – Saludo Jessica entrando repentinamente en mi habitación – Había estado esperando a que lo hiciera. En seguida le subo el desayuno – Y con eso, tras abrir las ventanas y descubrir un precioso día, se marchó por donde había venido.
Me metí en el baño y me moje un poco la cara para tranquilizarme. Después, salí y me dirigí a mirar por la ventana.
Había llegado el momento. Si ese sueño volvía a repetirse, le contaría todo a mi abuela y ella me ayudaría. No sabía si podría durar más sin mis horas de sueño y, sin duda, esos sueños terminarían por volverme loca.
En eso pensaba cuando Jessica trajo el desayuno. Empecé a comerlo con poco apetito. Esa misma tarde nos marchábamos a Miami. Allí teníamos una casa, más bien una mansión, donde pasábamos todas las vacaciones, tanto las de invierno como las de verano. Lo mejor de este año, que el grupito se venia conmigo. Todos, incluido Anthony.

Hola, se que he estado mucho tiempo sin actualizar y lo siento mucho. Como algunas sabeis, el año pasado tube problemas personales que gracias a dios ya se solucionaron. Escribi, pero me olvide completamente de publicarlo y cuando lo quise volver a hacer sufri un bajon de todo, por otros motivos diferentes. Siento mucho el retraso, se que no es escusa, pero por fin os traigo actu. No se cuando volvere a actualizar porque estoy muy liada este año y no tengo tiempo para escribir mucho, pero lo intentare. Un beso a todos y que paseis felices vacaciones.



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Las vacaciones en Miami fueron mas interesantes de lo que habían sido en el pasado. Por supuesto mi abuela se encago de que las chicas estuviéramos separados durante la noche, incluso decidió que Miguel debía de dormir en el cuarto que comunicaba los dos dormitorios. Tampoco es que fuéramos a hacer nada malo, pero esa es la actitud de cualquier padre y ella, en cierto modo lo era.

La mayor parte del tiempo la pasamos en la casa ya que contaba con una piscina exterior y una interior además de una zona de playa privada para nosotros solos. Esto era solo una medida que mi abuela instauro cuando pase a estar bajo su tutela ya que Miami no era una ciudad muy segura y menos para una niña como yo, eso era lo que me dijo.

Pero ya estábamos de vuelta, por desgracia todo lo bueno se acaba. Mi abuela y yo íbamos a celebrar la noche vieja juntas ya que habíamos pasado navidad con los chicos en Miami. Había organizado una cena para todos nosotros, es decir, todos los miembros del ‘’servicio’’ estarían con nosotras, era una tradición ya que eran como nuestra familia.

Me había vestido para la cena como siempre lo hacia, con un vestido rojo elegante pero casual ya que no era exactamente una fiesta sino una cena familiar.

- Señorita Elizabeth, la cena ya esta lista, ¿Seria tan amable de avisar a su abuela?- Preguntó Jessica que también estaba vestida para la ocasión con un vestido negro.

- Claro, en seguida vuelvo – Me encaminé al despacho de mi abuela donde sabia que se encontraba atendiendo a asuntos de ultima hora.

Cuando entre se encontraba al teléfono, hablando con alguien y por su expresión se notaba que algo la preocupaba, no se porque eso no me daba buena espina. En cuanto me vio entrar, se apresuró a colgar rápidamente.

- Abuela, la cena esta lista, ¿bajamos?- Pregunté aun con confusión ante la escena que acababa de presenciar.

- Claro, cariño, bajemos – Respondió aunque aun parecía preocupada.

La cena transcurrió tranquila, aunque no me gustaba nada la cara de mi abuela. No ceo que disfrutara de la cena tanto como debería, y por descontado yo tampoco lo hice.

Después de las campanadas, tradición que habíamos cogido de España, permanecimos unas dos horas charlando y disfrutando de la noche.

Cuando mi abuela me recordó que ya era hora de irse a la cama, intente persuadirla de que me dejara mas tiempo, sin resultado positivo por supuesto, así que subí a mi cuarto tras despedirme de todo el mundo.

Cuando me hube preparado para meterme en la cama calentita, quise ir a darle las buenas noches a mi abuela y ya de paso preguntarle que es lo que la ocurría. Iba de camino a su dormitorio cuando vi la luz de su despacho encendida y supuse que se encontraría allí.

Aunque no me esperaba encontrarme con lo que me encontré al asomarme.

Dentro del despacho se encontraban Miguel y mi abuela, acomodándose para lo que parecía una reunión de última hora. A las cuatro de la mañana. Por lo que, no me daba muy buena espina.

Se que no debía haberlo hecho, pero eso lo se ahora, entonces solo sentía la curiosidad por saber que iban a tratar a esas horas que no pudiera esperar al día siguiente.

- Miguel, siento importunarte pero con la cena y el resto lo ultimo que quería era que Liz se diera cuenta de nuestra pequeña reunión – Comenzó mi abuela una vez sentada en uno de los dos sillones que había en el despacho.

- No se preocupe, entiendo perfectamente la situación y sabe que estoy a su disposición a cualquier hora – Le contestó Miguel – Dígame, ¿de que se trata? –

- El ha llamado. Me ha puesto al día con todo, al parecer tenemos problemas – Informó mi abuela de nuevo con un gesto preocupado en el rostro.

- ¿Qué clase de problema? – Preguntó Miguel repentinamente serio mientras se acercaba a mi abuela.

- Me temo que uno grave. Puede que todo se haya descubierto – Mi abuela estaba realmente nerviosa. Cambie mi posición para poder ver y oír mejor pero no debería haberlo hecho – Lo mejor será que… ¿Qué ha sido eso?

Ahí fue cuando deje de escuchar y me marche hacia mi cuarto lo mas deprisa que pude, lo que menos quería era ser descubierta. Por suerte la oscuridad me ayudo en el intento y pronto me encontré bajo las mantas de mi cama.

Sin embargo, la conversación que mis oídos habían captado impidió que aquella noche durmiera bien, sobre todo cuando la pesadilla volvió a atacarme nada más cerrar los ojos.


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Vestido de Liz:
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Vestido de Jessica:
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